2/22/2010

Resistencia

Esta es una idea que la hemos estado barajando y manipulando desde hace tiempo, con el tiempo esperamos concretarla, mientras tanto, dejamos la constancia de que existe… y esperemos que se reformule.


Hemos identificado dentro de la ciudad varios ejemplos de bordes, espacios fronterizos que se manifiestan de una forma ingenua y marginal al desarrollo urbano. Las plantas, dientes de león, llantén, helechos, tréboles o kikuyo que son parte de la cotidianidad de quienes vivimos en esta ciudad, estos elementos descubren los bordes, dan certeza de que existen en los lugares arbitrarios, entre veredas, en las pequeñas separaciones del asfalto en las calles o paredes, evidencian con su presencia un lugar de permanente resistencia, a pesar de que su existencia es invisible ante el normal trajín de la urbe, denotan la imposibilidad de ser ordenadas en los lugares a los que deberían ser designados (jardines, parques) y estos espacios pueden ser usados de una forma que vaya más allá del orden natural hasta convertirse en un lugar donde se ejerce los derechos del uso del espacio público.




Luego de explicar la idea de resistencia y borde, inmediatamente surge la idea de frontera:

Las hay políticas, jurídicas, culturales, económicas, administrativas, geográficas, etc., que dan cuenta de la amplitud de este término, así podríamos entender que las fronteras existen a varios niveles y estructuras, convirtiéndose en una metáfora, que nos define al mismo tiempo que a los otros como sujetos de frontera. Entre nosotros y los otros existe un área que a través de las relaciones sociales se va transformando constantemente, se vuelve dinámica, es un ente (el que no tiene ser real y verdadero, solo existe en el entendimiento) que marca los mínimos espacios encontrados en los alrededores del límite, del borde.

Existe un discurso oficial de frontera que tiene relación con un límite geográfico, como una lámina escolar que inmediatamente se transforma, se vuelve subjetiva, amplia su rango, convirtiéndose en acciones no solo visibles en el territorio, sino también en los sujetos, que pueden identificarse con una frontera, que ya deja de ser espacial o temporal para convertirse en este ente.